
1 al 9 de noviembre
Oramos por Madagascar: entre cenizas y esperanza
El 25 de septiembre, Madagascar vivió protestas masivas que culminaron con la caída del gobierno y dejaron un saldo doloroso: más de 100 heridos y al menos 22 muertos, según Naciones Unidas. En medio de ese clima de tensión, la oficina de la Sociedad Bíblica Malgache fue objeto de violencia: vandalismo, incendios, robo de equipo y destrucción de miles de Biblias, mientras los equipos de traducción perdían sus herramientas de trabajo
A pesar del dolor y la incertidumbre, los equipos siguen en pie. Se ha formado un comité de crisis que, día tras día, busca soluciones, evalúa daños y mantiene la misión viva. Porque, aunque las paredes se hayan quemado, la Palabra de Dios sigue ardiendo en el corazón de su pueblo.
En momentos como este, recordamos las palabras del profeta Habacuc:
«Aunque la higuera no florezca, ni haya frutos en las vides… con todo, yo me alegraré en el Señor, y me gozaré en el Dios de mi salvación.» (Habacuc 3:17–18)
La situación aún es incierta, pero la fe se fortalece precisamente cuando es probada por el fuego.
Oramos:
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Por protección, paz emocional y consuelo para el personal de la Sociedad Bíblica Malgache y sus familias.
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Por el fin de los disturbios, y por una respuesta sabia y justa de las autoridades.
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Para que se recuperen los medios materiales perdidos o se puedan reemplazar rápidamente.
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Para que la iglesia en Madagascar sea una fuente viva de esperanza y reconstrucción.
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Y para que, incluso en medio del caos, más personas sean alcanzadas por el consuelo de la Palabra de Dios.

10 al 16 de noviembre
Alfabetización en la era digital
Vivimos en un tiempo en que saber leer y escribir ya no basta. Hoy también hace falta comprender lo digital: navegar entre aplicaciones, discernir lo que se muestra en pantalla, y encontrar sentido entre tanto contenido que compite por nuestra atención.
Para muchos, esta transición ha sido natural. Pero para otros, especialmente en contextos de vulnerabilidad, este nuevo entorno digital puede ser abrumador o incluso inaccesible. El riesgo es real: quedar excluidos de oportunidades, formación, comunicación… e incluso del acceso a la Biblia.
En 1 Crónicas 12:32 se menciona a los “hijos de Isacar”, que entendían los tiempos y sabían lo que debía hacer el pueblo. Ese es el reto también para nosotros: entender el presente y actuar con sabiduría. Por eso, en Sociedad Bíblica, no solo traducimos la Palabra, sino que también desarrollamos y adaptamos materiales para contextos digitales, impulsando programas de alfabetización que integran herramientas tecnológicas y formaciones accesibles.
Oramos para que la alfabetización en esta nueva era no excluya, sino que abra caminos; por quienes enseñan a leer y a comprender, tanto en papel como en pantalla; por comunidades sin acceso a dispositivos o internet, para que no se queden atrás; y para que la Biblia siga siendo luz en medio del cambio, con palabras que transforman, sea en libros, móviles o voces.

17 al 23 de noviembre
El pueblo Nasa: una Biblia que suena a hogar
24 al 30 de noviembre
Oramos por quienes siembran la Palabra en los más pequeños
Hay un momento que muchos recordamos con cariño: una historia bíblica contada por alguien que se sentó a nuestra altura, con una voz cercana, con paciencia… y con dibujos. Tal vez fue en una escuela dominical, en casa o en una pequeña clase entre bancos de iglesia. Y aunque éramos niños, algo de esa semilla echó raíces.
Por eso, cada vez cobra más importancia adaptar el contenido bíblico al lenguaje, capacidades y contexto de la infancia. La lectura fácil es una de esas herramientas clave. No simplifica el mensaje, sino que lo hace accesible: reduce vocabulario difícil, elimina estructuras complejas y busca claridad sin perder profundidad. Así, muchos niños –especialmente aquellos con dificultades de aprendizaje o diversidad funcional– pueden acercarse a las Escrituras con comprensión y alegría.
Jesús mismo lo dijo: “Dejad que los niños vengan a mí…” (Lucas 18:16). Enseñarles la Palabra es invitarles a ese encuentro con Jesús. Pero para que puedan acercarse, necesitamos puentes, no barreras. Y eso implica adaptar, traducir, repensar… con ternura y compromiso.
Oramos:
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Por los maestros, pastores y voluntarios que, domingo tras domingo, enseñan la Biblia a los niños en escuelas dominicales, iglesias y hogares.
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Para que las iglesias comprendan la necesidad de materiales adaptados, y se comprometan con recursos que realmente conecten con la infancia.
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Por los equipos que trabajan en traducciones bíblicas en lectura fácil, para que sigan siendo instrumentos de accesibilidad y transformación.
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Y por todos los niños que hoy están conociendo la Palabra. Que no solo la lean… sino que la entiendan, la amen y la vivan.
