CAPÍTULO 3
Hoy tenemos apps, ediciones digitales, podcasts bíblicos. ¿Y aún hace falta Sociedad Bíblica?
Sí.
Porque no todos llegan. Porque no todos entienden. Porque hay corazones vacíos aunque tengan acceso a internet.
Una madre nos compartía esto sobre su hijo:
“Mi hijo tiene dislexia. Nunca había conseguido leer una historia bíblica entera sin frustrarse. Pero con la Biblia en Lectura Fácil leyó él solo la historia del hijo pródigo. Al terminar, me dijo: Mamá, yo también a veces me alejo, pero Dios me espera igual.
Fue la primera vez que la Biblia no fue un muro, sino un puente entre él y Dios.” —Testimonio compartido por una madre en una iglesia local de Valencia
Hoy traducimos para quienes no pueden leer bien. Para quienes viven con discapacidad. Para quienes no entienden las palabras religiosas. Para jóvenes, mayores, personas en crisis.
Y no lo hacemos con ánimo de lucro. Lo hacemos porque creemos que la Palabra cambia vidas. Y merece ser entendida.
Continuará…
En el capítulo final: hablaremos de los nuevos retos. De cómo en un mundo libre, la Biblia enfrenta su barrera más difícil: la indiferencia.