1 al 6 de julio

Jesús en medio de la soledad

En España, 1 de cada 5 personas sufre soledad no deseada. Este problema afecta especialmente a los más jóvenes (con un 34,6% entre 18 y 24 años) y a muchas personas mayores que viven aisladas, sin vínculos familiares ni comunitarios. Detrás de cada cifra hay una historia silenciosa que clama por compañía, escucha y dignidad.

Jesús no ignoró a quienes estaban solos o marginados. Él se sentó a hablar con la samaritana (Juan 4), tocó al leproso (Lucas 5:13) y miró a Zaqueo cuando todos lo despreciaban (Lucas 19). Jesús veía lo que otros evitaban mirar. Y nosotros, como portadores de su Palabra, estamos llamados a hacer lo mismo.

Desde Sociedad Bíblica, trabajamos para que la Biblia llegue también a quienes viven en soledad: colaboramos con iglesias, centros de mayores, capellanías y entidades sociales para que nadie quede sin la oportunidad de recibir consuelo y esperanza. Una Biblia en una residencia, un texto en un hospital, una lectura en una visita: pequeños gestos que encienden luz en medio del silencio.

Oramos esta semana por:

  • Las personas que viven en soledad o abandono, para que experimenten la compañía de Dios.

  • Que seamos sensibles y disponibles para acompañar, con la escucha, con la Biblia, con nuestra presencia.

  • Que la Palabra de Dios siga llegando a residencias, hospitales y hogares donde el aislamiento pesa.

  • Que la Iglesia sea un espacio donde todos encuentren familia, consuelo y comunidad.

 

 

7 al 13 de julio

Jesús en medio de la ansiedad

España atraviesa una auténtica crisis de salud mental. Según el Barómetro Juventud y Salud Mental 2023, el 53,1% de los jóvenes españoles ha tenido pensamientos negativos frecuentes, y 1 de cada 3 toma medicación relacionada con la salud emocional. Pero no son solo los jóvenes: la ansiedad y la depresión afectan a personas de todas las edades, muchas veces en silencio.

Jesús no evitó el sufrimiento emocional. En Getsemaní, se angustió hasta sudar sangre (Lucas 22:44). Lloró con los que lloraban (Juan 11:35) y ofreció descanso a los cansados y cargados (Mateo 11:28). No minimizó el dolor, pero tampoco lo dejó sin respuesta: se acercó, escuchó, sanó y acompañó.

En Sociedad Bíblica, somos testigos de cómo un versículo, un pasaje o una Biblia entregada en el momento oportuno puede convertirse en un ancla para quien siente que se hunde. Por eso trabajamos para que la Palabra de Dios llegue justo ahí donde más falta hace: a una habitación de hospital, a la mano temblorosa de quien no encuentra palabras, a través de un capellán, un voluntario o una amiga que acompaña en silencio. Porque cuando las fuerzas flaquean, la Biblia no solo informa: sostiene.

Oramos esta semana por:

  • Las personas que luchan con ansiedad, depresión o pensamientos oscuros, para que encuentren descanso en Dios.

  • Que los cristianos seamos canales de escucha sincera y apoyo, sin juicios ni soluciones simplistas.

  • Que la Palabra de Dios siga llegando a hospitales, centros terapéuticos y hogares donde hay sufrimiento interior.

  • Que recordemos que Jesús conoce nuestras cargas, y sigue diciendo: “venid a mí… y yo os haré descansar”.

 

 14 al 20 de julio

Jesús en medio de la necesidad

En España, más de 12 millones de personas viven en riesgo de pobreza o exclusión social. La desigualdad crece: hay familias que no pueden asumir la cesta básica, pagar el alquiler o acceder a servicios esenciales. La pobreza ya no es solo cuestión de países lejanos; vive en nuestros barrios, en nuestras calles y, a veces, en nuestras iglesias.

Jesús no ignoró la pobreza. No solo habló de los pobres, caminó entre ellos. Nació en un pesebre, vivió sin posesiones, y multiplicó panes no para impresionar, sino para saciar el hambre real de la multitud (Mateo 14:13-21). Vio el dolor de los que no tenían nada y no solo les dio pan, les ofreció dignidad, presencia y Palabra.

Desde Sociedad Bíblica, trabajamos para que la Palabra de Dios llegue también a quienes lo han perdido casi todo. En colaboración con iglesias locales, comedores sociales, centros de acogida o proyectos solidarios, distribuimos Biblias y materiales bíblicos que se entregan junto a alimentos, ropa o acompañamiento. Porque el Evangelio no solo responde al alma, también al cuerpo.

Oramos esta semana por:

  • Las personas que viven en pobreza, para que no se sientan olvidadas por Dios ni por nosotros.

  • Que el Evangelio nos mueva a compartir, a actuar y a mirar con compasión, no con lástima.

  • Que la Palabra de Dios llegue a lugares donde la necesidad material ahoga la esperanza.

  • Que como Iglesia seamos comunidad generosa y activa, como lo fue Jesús en cada encuentro.

 

 
 

21 al 31 de julio

Jesús en medio de la confrontación

Vivimos tiempos donde la polarización, el juicio rápido y el desprecio hacia el otro se han normalizado. En la política, en los medios, en las redes sociales… incluso dentro de las iglesias, muchas veces falta escucha y sobra ira. Se grita más de lo que se dialoga. Se etiqueta más de lo que se abraza. Y esta cultura de enfrentamiento alimenta divisiones, soledad y desesperanza.

Pero Jesús no vino a alimentar el odio ni a reforzar bandos. Cuando le tendieron trampas políticas o religiosas, respondió con verdad y gracia (Juan 8:7). Cuando lo insultaron, guardó silencio. Cuando lo traicionaron, perdonó. Y cuando nadie esperaba compasión, extendió la mano y sanó.

En Sociedad Bíblica, creemos que la Palabra de Dios puede sanar también esta herida colectiva. Por eso trabajamos para que la Biblia no solo sea leída, sino vivida: que nos enseñe a hablar con sabiduría, a escuchar con empatía, a perdonar con decisión. Distribuir la Biblia es más que entregar un libro: es sembrar reconciliación en una sociedad rota.

Oramos esta semana por:

  • Nuestra sociedad, para que el respeto, el diálogo y la empatía vuelvan al centro.

  • Que como cristianos sepamos hablar con verdad, pero también con gracia.

  • Que la Palabra de Dios transforme corazones endurecidos por el rencor o el miedo.

  • Que seamos emisarios del Evangelio con nuestras palabras, nuestros silencios y nuestras acciones.


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